Rishikesh nos regaló cantos, voces entonadas desde las 4 de la mañana, nos dió entradas a templos con dioses dorados detras de una reja, pasillos y mas pasillos con deidades adornadas.
Rishikesh nos mostró a Siva, un Siva hermoso, fuerte, delgado, azul, exquisito. Siva en una calle, en un jardín, en el Ganges y en los aparadores de las tiendas, Siva en calendarios, en portadas de CD's y en estampados de camisetas.
Rishikesh nos dió un masaje, un par de clases de yoga con un atractivo maestro y nos dió chai.
Nos dio miradas al Ganges, un Ganges limpio, con corriente moderada en donde la gente se baña, se purifica, ofrenda y charla, en donde las mujeres se acompañan para entrar en él y después se ayudan a vestir, en donde los hombres, separados de las mujeres, se desnudan quedando solo en calzón y se bañan.
Nos dió pasillos de tiendas, inciensos, perros, vacas y por supuesto miradas.
Rishikesh, lleno de letreros y carteles anunciando clases de yoga, de Reiki, lectura de manos, horóscopos, clases de música, de hindi, pero lo que mas se leía ere Yoga, Yoga, Yoga.
En cada calle, en cada gath, en cada esquina, hombres de naranjam de blanco, con turbantes, algunos con rostros de locura y miradas penentrantes. Nos dió sadus y ascetas.
En cada calle, en cada gath, en cada esquina, hombres de naranjam de blanco, con turbantes, algunos con rostros de locura y miradas penentrantes. Nos dió sadus y ascetas.
Rishikesh nos despidió al amanecer, no si antes, durante la noche anterior, mostrarnos una Puja a la orilla del Ganges, en donde se oia, se veia y se respiraba felicidad.
Hare Hare Hare
Hare Hare Krishna
Aplausos, brazos elevados, fuego, vestimentas rojas y naranjas de niños sentados moviendo sus cabezas, sus brazos, sus torsos al ritmo de la música.
Hare Hare Hare
Hare Hare Krishna
Y como fondo, el Gange y Siva, Siva azul, Siva feliz, recibiendo los cantos, recibiendo feliz
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